lunes, 16 de marzo de 2009

Mirko Saric El Homenaje Que Se Merece

Mirko Saric nació el 6/6/78 en Capital. Empezó en las inferiores de San Lorenzo en 1987 y debutó en Primera el 22/12/96: Unión 2- San Lorenzo 0. Entró por Gorosito, con Carlos Aimar como DT. Su mejor momento, el inicio del 99.



52 Partidos oficiales: 41 en torneos de la AFA y 11 en la Copa Mercosur. 5 Goles convertidos: 4 en los torneos de AFA y 1 en la Copa Mercosur. 2 Títulos: campeón de la Reserva en los torneos 96/97 y 98/99. 4 Jugó esa cantidad de minutos en sus primeros dos partidos en Primera.



De padre croata (llegó a la Argentina a los 3 años) y de madre también croata aunque nacida por la guerra en Italia, Mirko Saric solía narrar esta historia que contó en el hotel Las Acacias, en Santiago, Chile: "Mi abuela pasó las mil y una en la Segunda Guerra Mundial. Pero la más difícil de todas fue cuando se escapó de los alemanes escondiéndose bajo el agua y respirando a través de una pajita de plástico..." La parte de "afuera" de Mirko, su carrocería, aparentaba estar intacta. Más allá de la seria lesión de rodilla sufrida en diciembre del 99, el pibe que iba rumbo a los 22 años tenía todas las de ganar. Una facha envidiable y un rotundo éxito con las mujeres, a tal punto que pensó seriamente en hacerse modelo.


Sus condiciones futbolísticas eran enormes: la prueba es que, luego de un par de partidos en Primera, San Lorenzo lo tasó en 10 millones de dólares. Ganaba buen dinero con la pelota, tenía un auto nuevo y un futuro inmejorable...





Pero, si decidió suicidarse, evidentemente había algo adentro suyo, en el motor, que ni los que lo rodeaban alcanzaron a descubrir... Se sabía desde las inferiores que el chico del metro noventa sufría frecuentes depresiones. Y que, más que ningún otro jugador del plantel, necesitaba mimos, afecto, contención. En su casa, era su mamá Ivana la que le estaba encima siempre. En el club, el propio Ruggeri y sus compañeros más cercanos (Franco, Benito y Gallardo, entre otros) le tendían permanentemente una red de protección. Igual, el zurdo volante -el puesto que más sentía era el de "5"- se bajoneaba seguido. Por no ser titular, porque le gritaban cosas desde la tribuna... "No me gusta tirarme a los pies; lo mío es el toque", repetía. ¿Las lesiones? También lo afectaban: "Cuando me rompí los ligamentos en Reserva, frente a River, pensé que tenía que largar todo. Pero mis viejos me tranquilizaron", dijo a fin de año, cuando supo que su lesión era la misma de Palermo. En los primeros días de marzo, cuando vio que se estaba rehabilitando bien, confesó tener "unas pilas bárbaras para volver".


Por esa fecha, lo chocaron en su barrio y casi le destrozaron el Palio. Siempre seran recordadas sus palabras tras aquel fabuloso partido suyo en Mar del Plata, ante River, en el verano del 98. "Estoy loco de la vida", declaró entonces.


Mirko también sigue presente en la memoria de sus ex compañeros y de los hinchas de San Lorenzo.

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